14 Jul
14Jul

Francia ante su día de gloria

Marchemos hijos de la patria, ha llegado el día de gloria. Así comienza "La Marsellesa", el himno nacional francés. Y aunque se trata de un grito bélico, se podría aplicar en esta situación. Y es que el domingo 15 de julio la nación francesa afrontará una nueva final, en esta ocasión frente a la sorprendente Croacia. Liderados por el general Deschamps tratarán de conquistar Moscú y alzarse con la segunda Copa del Mundo de su historia.

La selección gala afronta esta final tras haber superado a tres durísimos rivales en las fases eliminatorias, como son Argentina, Uruguay y Bélgica. Llegan en plena forma y con la moral por las nubes, sin practicar un fútbol demasiado vistoso, pero sí tremendamente efectivo. Con un Griezmann ejerciendo de líder, echándose el ataque del equipo a la espalda y gestionando de manera perfecta los contragolpes. Para ello debe tener alguien que le guarde las espaldas, y ahí entra el mejor de todos, N’Golo Kanté. El pequeño mediocentro parisino es el mejor en su posición, y asume ese rol de recuperación e inicio de jugadas como nadie. En la zaga encontramos jugadores jóvenes pero tremendamente válidos, como Lucas o Umtiti. Y finalmente el capitán y portero Hugo Lloris, cuyas extraordinarias paradas han salvado a Francia en más de una ocasión a lo largo de este Mundial.

Los principales detractores de esta selección se basan (no sin fundamento) en su excesiva mentalidad defensiva. Ante rivales como Bélgica, que buscaba tener el balón y jugar a partir de él, tuvieron que retrasar su posición y optar por los contragolpes. Pero lo cierto es que contra Uruguay y Argentina no dudaron en llevar la iniciativa desde el principio, y recurrir a las contras en momentos determinados. Alguien dijo una vez que “los ataques ganan partidos, pero las defensas campeonatos” y esa frase Deschamo la tiene grabada a fuego. Una selección muy bien organizada, con músculo en el medio y mucha verticalidad arriba.

Vuelven a una final de la Copa del Mundo 12 años después de su derrota a penaltis frente a Italia. Y 20 después de su primera y única victoria, frente a Brasil. En aquella generación estaba como jugador Dider Deschamps, actual seleccionador. Como curiosidad, cuando Francia ganó en 1998, su actual delantero Kylian Mbappé no había nacido. 

Didier Deschamps con la Copa del Mundo / Fuente: TresCuatroTres


En la final se verán las caras con Croacia, una selección que superó la fase de grupos con pleno de puntos, pero que a partir de ahí ha ido cayendo tanto en fútbol como en sensaciones. Dos victorias en la tanda de penaltis y una en la prórroga sobre Dinamarca, Rusia e Inglaterra le han permitido soñar con alzarse con su primer entorchado. La principal amenaza croata es su centro del campo ModricRakitic. De esa sociedad nacen la gran mayoría de sus ataques, y suponen una amenaza constante para las defensas rivales. Francia deberá estar muy pendiente de sus incorporaciones, además de las diagonales de Perisic y las conducciones de Rebic, una de las sensaciones de este torneo.

Las casas de apuestas dan como clara favorita a la selección francesa, que llega con una carga de minutos muy inferior (Croacia ha jugado 90 minutos más por las prórrogas) y una solidez superior. Pero esto es una final. Y en una final todo se iguala. Sin ir más lejos en 2016 Francia veía como Portugal le ganaba le Eurocopa en su propia casa. Pero han sabido sobreponerse a ese duro golpe, y dos años después vuelven a otra final. Si quieren conquistar su segunda estrella necesitarán que todos estén al 100% tanto física como mentalmente. Ya queda poco para descubrirlo, y toda la nación espera con ansias que esta vez sí, el día de gloria llegue.

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