Tras el pitido final en Tabira, la primera jornada, el sabor de boca fue agridulce para el conjunto de Sergio Rodríguez, dominio claro en un partido en el que el rival apenas generó. La sensación contra el Barakaldo, la misma.
Un empate a uno que no deja conforme más que a los vascos pero que tampoco tiene que ser de excesivo alarme para los logroñeses, como ya aseguré en la previa de este partido, aunque no se sacase un resultado positivo se necesita paciencia con este proyecto, esto no es como empieza si no como acaba, no se asciende en agosto. Sin embargo, es hora de analizar y seguir mejorando, porque se debe no, se tiene que mejorar.
Para mí hay dos factores clave a analizar: la previsibilidad ofensiva, sobre todo, y los momentos de fragilidad defensiva.
1. PREVISIBILIDAD OFENSIVA
Sin duda el factor más clave a la hora de analizar el juego de la UD Logroñés. El dominio del partido es claro, nadie nos quita la posesión de balón, y eso es bueno, por pura lógica si tu tienes más el balón que el rival es más probable que tu marques y menos que te marquen, de "1° de Fútbol". En cambio, de 3/4 de campo rival hacia adelante el fútbol de la UDL es muy previsible. Sobre todo por banda derecha, ya sea por medio de Flaño, Víctor López, etc...la jugaba siempre es la misma y pocas veces se genera ocasión clara. Es decir, siempre que se llega a banda, el poseedor del balón busca siempre la misma acción: amagar, cambio de ritmo y centro. No digo que no haya que hacerlo si no que su repetición es excesiva y otorgamos de una enorme comodidad a las defensas rivales.
Para mejorar en la creación de acciones de gol se necesitan más movimientos de los hombres de arriba, por ejemplo, en ocasiones parece que Ander Vitoria está muy fijo, y posee unas características brutales para sacar a los centrales de su sitio y generar espacios y dudas, o simplemente una sencilla pared para romper líneas rivales y desajustar los graníticos entramados defensivos a los que nos enfrentamos. También se necesita de la movilidad de Rayco entre líneas, cuando él está activo el fútbol es mucho más dinámico, el equipo lo nota y los contrarios tiemblan. Pero seguramente lo más importante sea que Ñoño alcance su máximo nivel, es el factor más diferencial del equipo, cuando está rápido y desequilibrante es totalmente imprevisible, y que mejor para combatir la previsibilidad que un poquito de imprevisiblidad. Además, creo que Marcos André está para ser titular. Está vivo, contra el Barakaldo dejó dos detalles por banda izquierda que pudieron acabar en gol.
Esto acaba de empezar y hay margen de mejora, pero tampoco debe tardar mucho en llegar.
2. MOMENTOS DE FRAGILIDAD DEFENSIVA
El sábado contra el Barakaldo se palpaba en el ambiente una sensación de miedo ante cualquier acción de peligro rival. Algún " si llegan nos marcan seguro" se escuchó. Y es probable que esa sensación tras el, digamos extraño, tempranero gol de los vizcaínos se acrecentara.
Muchas fueron las acciones en las que no se llegan a asegurar el despeje o el robo. Quitando a Caneda que es otro mundo y a sus 40 años tiene un nivel fuera de lo normal, hay momentos en los que los demás acusan una preocupante blandura. Sin embargo, esto no es tan complejo de mejorar como quizás pueda ser la mejora de la previsibilidad ofensiva. Únicamente se necesita de actitud y concentración para mantenerse siempre al tanto de la jugada y ser expeditivo en algunas acciones. Cuando estás defendiendo no se debe estar pensando y en como voy a sacar el balón jugado después del robo, primero hay que robar, y si no se puede robar y conseguir una situación favorable para empezar la jugada, se despeja, se acaba con el peligro y peleamos ese balón llovido del cielo. Es simple. Actitud, concentración y seguridad.
Las dos siguientes paradas nos llevan a Langreo, Copa y Liga respectivamente. Dos partidos complicados contra un recién ascendido que busca hacerse fuerte en su campo. Se prevé el mismo tipo de partido, uno en el que la UD Logroñés lleve el mando mientras que los asturianos forman un bloque defensivo en su campo. Toca empezar a ganar y volver a dejar las magníficas sensaciones de la pretemporada.
