Argentina se ha clasificado, sí, pero que nadie se ilusione. Que nadie se piense que ha realizado un juego asombroso y que ha revertido por completo su situación. Además, parte del milagro lo empezó obrando Nigeria tras su victoria a Islandia por 2-0. La misma Nigeria que ha estado a punto de dar la sorpresa contra Argentina, pero que debido a su inexperiencia no lo ha logrado. La victoria por 2-1 de Argentina con un gol de Marcos Rojo en el minuto 86 les da el pase a octavos de final donde se enfrentarán a la Francia de Griezmann, Pogba y compañia.
De primeras la alineación de Sampaoli, da lugar a pensar bien. Con la más que necesaria y esperada intrusión de Banega en el once, Argentina ganaba en creatividad y fluidez, algo que hasta hoy no estaba en los planes del seleccionador argentino que se aferraba al doble pivote defensivo que prevalecía sobre cualquier otra variante. El efecto se vio de inmediato. Banega cogió el timón y Messi lo agradeció. El centrocampista del Sevilla asistió al delantero del Barcelona para que éste finalizará a la perfección para desatar la locura argentina en la grada. Las sensaciones eran buenas.
Pero todo se empezó a torcer a partir de la media hora de partido. Se empezaron a vislumbrar las carencias que los habían llevado al ridículo mundial. Pases incoherentes, falta de precisión y fluidez, y sobre todo, lagunas defensivas propias de equipos semi-profesionales. Nigeria se enchufó al final de la primera parte y prosiguió con su dominio en el inicio de la segunda. Esto llevo al empate y dos ocasiones claras del conjunto africano. Argentina volvía a lo mismo, y la gente empezaba a dudar. Llegaban los fantasmas del pasado. Higuaín falló una ocasión clara de gol, Messi no aparecía y estaban al borde de un nuevo fracaso.
Sin embargo, algo bueno tenía que tener ser Argentina en ese momento. Y en este caso fue la experiencia, y por supuesto, la anterior comentada inexperiencia del rival. Nigeria se fue demasiado atrás y empezó a acusar los nervios. Argentina, trabada y a base de balones directos se acercaba cada vez más al área. Rojo marcó el gol de la victoria y los argentinos celebraron el pase a octavos. Todos felices ahora.
Y es que ahora el mayor problema que puede tener Argentina es caer en la euforia y pensarse como héroes. Y no es así, la albiceleste necesita hacer una severa autocrítica y buscar la solución a tal desajuste situacional, ya que si siguen así, a las primeras de cambio estarán fuera. Tienen mucho que mejorar. Pero tienen cuerda a la que agarrarse y son esos buenos veinte minutos que jugaron ayer contra el combinado subsahariano.
No es momento para muchas probaturas pero a mi parecer, existen tres posiciones donde debe cambiar Sampaoli con respecto a la última alineación:
1. MASCHERANO POR BIGLIA
El 'jefecito' está en el ocaso de su carrera y el nivel que está dando en el Mundial es pésimo. Creo que Lucas Biglia es el sustituto más adecuado ya que, sin olvidar su vocación defensiva, es un jugador que da más seguridad en labores creativas en la medular.
2. DI MARÍA NO ESTÁ BIEN
Es una realidad. El 'fideo' no pasa por su mejor momento y Pavón llama a la puerta de la titularidad con su verticalidad y descaro. Lo idóneo sería recuperar al jugador del PSG pero no se si eso será posible a estas alturas.
3. HIGUAÍN ESTÁ GAFADO
No se lo que le pasa al 'Pipa' cuando pone la albiceleste. El temido goleador de la Serie A se reduce a un delantero fallón e impreciso en la selección. Obviamente es un tema psicológico imposible de borrar debido a su desastroso historial con la elástica de Argentina. Para mí el sustituto perfecto sería Icardi pero no se si por Messi, por Sampaoli o por quien sea, no está allí. Así que, sin convencerme del todo, el 'Kun' Agüero debe ser el delantero titular. Aportaría gol, movilidad y talento al ataque argentino.
Conclusión, Argentina no ha cambiado casi nada. Debe mejorar, y mucho. Sin embargo, puede sacar algo positivo, a parte de su clasificación para octavos, y es que su rival, Francia, parte como favorita. Lo que le puede permitir rebajar la tensión y presión.
