Que Francia haya llegado hasta aquí no es ninguna sorpresa, estoy seguro que el 90% de las personas, en sus pronósticos premundialistas, situaban a 'les bleus', al menos, en la semifinales.
Es un equipo completísimo. Complicado sacarle algún defecto. Además, es un combinado ya asentado, con prácticamente el el mismo núcleo de jugadores y sistema de juego que en la pasada Eurocopa, donde llegaron a la final. Es más, diría que hasta es un equipo superior, ya que, por ejemplo, en los laterales se ha dado un salto de calidad brutal con Pavard y Lucas Hernández, o también, con la irrupción en el once de Mbappé y Kanté.
Entrando en detalles técnicos y tácticos, la base de esta selección es la solidez defensiva, no sólo la de la línea de cuatro, que con la pareja de centrales Umtiti-Varane es prácticamente infranqueable, si no también con la del centro del campo, vital en este combinado. Con Kanté parando todos los contragolpes enemigos y situándose siempre en el sitio adecuado para robar el balón, realizando una labor infravalorada por muchos. Su despliegue físico y su percepción táctica fuera de lo normal son aspectos fundamentales para Francia. Por delante del jugador del Chelsea, Pogba es indiscutible. Muchos le han puesto la etiqueta de sobrevalorado pero para Deschamps es vital. Su poderío físico le ayuda a participar en todas las zonas del campo. Llega y defiende. Defiende y llega. Además, con Kanté en el once goza de más libertad para ocupar zonas ofensivas y llegar al remate con más facilidad. El otro hueco en la medular varía entre Tolisso y Matuidi, jugadores del mismos perfil, que dotan de poderío físico y equilibrio a esa parcela. En definitiva, un centro del campo muy compacto y potente muy difícil de superar para los rivales.
En ataque, la variedad es exquisita. Con tres jugadores, muy diferentes entre sí pero que juntos combinan a la perfección. Mbappé aportaando desborde y velocidad, Giroud buscando prolongar o jugar de espaldas y Griezmann rondando la mediapunta para volver locos a los rivales.
Quizás la única pega de esta selección es que no tengan un mediocentro creador que les otorgue fluidez a la hora de combinar pero no les interesa, su juego es mucho más simple y eficiente.
En el otro lado tenemos a Bélgica. Los 'red devils' ya han explotado definitivamente y llegar hasta las semifinales ha sido cumplir el objetivo. A partir de ahora, no tienen techo y en este partido la presión de la favorita caerá sobre Francia, algo que les puede beneficiar.
La labor de su entrenador, Roberto Martínez ha sido vital para llegar hasta aquí. En octavos contra Japón supo revertir la situación con sus cambios y contra Brasil en cuartos dio al mundo una clase de planteamiento táctico excelente. Contra Francia deberá reinventarse ya que no podrá realizar el mismo juego que contra Brasil. Los galos no son un equipo al que puedas pillar al contragolpe tan fácilmente. Deberán llevar el peso del partido, faceta en la que no se sienten tan cómodos. Es cierto que quizás no dispongan de jugadores con características óptimas para realizar el juego combinativo con fluidez, pero tendrán que buscar soluciones para mejorar debido a que a la selección francesa sólo la superas con el rápido movimiento del balón y filtrando balones entre líneas para descolocar a los defensores.
Llegan al partido con la baja de su lateral derecho Meunier. Pérdida complicada ya que el jugador del PSG no tiene un sustituto claro. Quizás Carrasco, quizás Chadli o quizás dar entrada a Vermaelen en la zaga y pasar a Alderweireld al lateral.
Tarea ardua para los belgas pero que llegados a este punto son equipo a considerar para llegar a lo más alto y buscar, más aun, la confirmación en el bloque de los favoritos. Jugadores como Courtois, Hazard, De Bruyne o Lukaku llegan en su mejor momento.
Se presenta un partido emocionante y difícil de pronosticar. A priori, los franceses son favoritos pero vista la capacidad de sorprender y la calidad del cuadro de Roberto Martínez no será demasiado asombro que lleguen a la final.