07 Jul
07Jul



He empatizado mucho con Suecia en este Mundial. Su sentido de equipo, su unión y su lucha contra equipos infinitamente superiores a ellos jugador por jugador me han llevado a ser un aficionado más del combinado escandinavo. Pero el sueño se ha acabado.
Hoy no han estado a la altura de que se pide en este tipo de partidos. Desde el principio se les notaba muy nerviosos. Inglaterra sacaba centro con extrema facilidad, creando cada vez más peligro, y era cuestión de tiempo que el balón acabarían perforando la red de la portería de Olssen. Y por desgracia sueca, ese gol ha llegado en la faceta en la que venían destacando durante todo el campeonato, a balón parado. Un desajuste de marcas que ha provocado que Maguire rematará sin oposición.
Ofensivamente, la aportación era nula. Fosberg no aparecía, y la dupla de delanteros Berg y Toivonen estaban siendo colapsados por la defensa inglesa, por lo que las opciones de remontar descendían en cuantía.
Todo siguió igual hasta que llegó el segundo gol del cuadro de Southgate en el enésimo centro colgado al área sueca.
Después de ello, todas las intentonas suecas fueron frenadas por un Pickford colosal, dejándonos un recital de paradas espectacular.
Inglaterra consigue meterse en unas semifinales de Mundial después de muchos años de fracasos estrepitosos. Puede que no ganen este campeonato pero por fin tienen un proyecto sobre el que asentar su futuro. Con un portero fiabilísimo como Jordan Pickford, seguros en defensa como Walker, Stones y Maguire, un centro del campo muy equilibrado y con mucho con gente como Henderson, Alli y Lingard, y, por encima de todos, con Harry Kane, goleador voraz que no sólo basa en ellos su juego, si no que también se vuelve la mejor arma combinativa del juego inglés.
Llegados a este punto del torneo, el combinado inglés está ante una posibilidad histórica, volver a ganar el Mundial, algo que no consigue desde 1966 y, sobre todo, un hito impensable tras tantos años de incertidumbre y fatalidad.


LA BAJA DE LUSTIG, TRASCENDENTAL

Puede que no sea un jugador conocido o que no destaque por su buen fútbol pero en el juego sueco, Lustig es vital, y su ausencia se nota. El lateral derecho destaca por su agresividad, capacidad defensiva y juego aéreo. Este problema aumenta más aún si no tiene un suplente de garantías.
Krafth ha acusado los nervios y la falta de experiencia. En los primeros minutos ha cometido un error garrafal en la salidas de balón que podía haber supuesto el primer gol. Estas malas sensaciones se han confirmado cuando en el primer gol inglés ha fallado en la marca, mostrándose completamente desorientado ante los movimientos de los atacantes. Para colmo, en el segundo gol de la selección inglesa también ha cometido un error cuando Delle Alli le ha ganado la espalda para rematar a placer.
Partido para olvidar del jugador sueco de 23 años.


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